Entrenar sin técnica correcta puede convertir una actividad saludable en el origen de una lesión. Lo que inicia como un esfuerzo por mejorar la salud puede terminar en retroceso, sobre todo en pacientes con lesiones previas o alguna discapacidad.
Según la Secretaría de Salud de México, cada año se reportan más de 2 millones de lesiones relacionadas con la práctica deportiva. Especialistas de Clínica Cerebro advierten que los casos más comunes son dolor lumbar por sobrecarga, lesiones en rodillas, hombros y caderas, contracturas musculares y, en situaciones
graves, la necesidad de un proceso de rehabilitación prolongado.
Existen espacios especializados donde se desarrollan entrenamientos diseñados de forma personalizada y siempre bajo la guía de profesionales. En estos lugares, como Clínica Cerebro, el objetivo no es solo ayudar a ejercitarse, sino corregir posturas, ajustar cargas y diseñar rutinas que se adapten a cada condición física.
“Uno de los errores más frecuentes es cargar demasiado peso o aumentar repeticiones más allá de la capacidad real del cuerpo, en un intento por obtener resultados rápidos. “Cuando no se puede ejecutar un ejercicio con buena técnica, lo mejor es ser valorado para una indicación individualizada de las cargas o volúmenes, que nos permitan entrenar dentro de objetivos saludables, y evitar lesiones agudas por una sobrecarga, o crónicas como tendinopatías”, explicó el Dr. Pavel Loeza, médico especialista en medicina del deporte.
Estas malas prácticas no solo afectan a personas que entrenan en gimnasios convencionales. También representan un riesgo mayor para pacientes en recuperación por accidentes, cirugías o personas con alguna discapacidad, quienes necesitan ejercitarse para recuperar movilidad, fuerza y autonomía.
En estos casos, la supervisión y la corrección de la postura son aún más importantes. “El ejercicio supervisado es clave para todos, pero especialmente para quienes atraviesan un proceso de rehabilitación. En personas con discapacidades o secuelas de accidentes, mantener la actividad física ayuda a recuperar independencia y salud. Sin la técnica adecuada, el riesgo es que, en lugar de avanzar, retroceden o se estancan en su recuperación. Algo importante es, que si se encuentran en un proceso de recuperación o de discapacidad, se debe ser aún más cuidadoso en el control de la individualidad de cargas de entrenamiento”, agregó el especialista.
Esto resulta fundamental tanto para personas sin discapacidad que buscan entrenar con seguridad, como para quienes se encuentran en un proceso de rehabilitación o viven con condiciones crónicas. El acompañamiento profesional asegura que el ejercicio sea realmente una herramienta de prevención y recuperación, y no el inicio de una lesión que comprometa la salud a largo plazo.

