Una moneda lanzada al suelo. Una línea dibujada a mano. Una serie de pasos que se estiran, se miden y se deforman según la extensión de cada cuerpo. Esa es la imagen que da nombre a la exposición “Contar los pasos para medir una distancia”, resultado del proceso formativo de catorce artistas que durante dos años compartieron espacio, discusiones, dudas y ficciones dentro del Programa Educativo SOMA. A través de esculturas, instalaciones e intervenciones repartidas por distintos rincones de Laguna, la muestra propone un recorrido subjetivo y cambiante en el que cada paso —propio o ajeno— altera la distancia entre lo que se ve y lo que se siente.
Más que una generación de estudiantes, los artistas participantes son una agrupación circunstancial. Como escribe la artista Pilar Villela en el texto de sala de la exhibición, podemos imaginar un grupo de viajantes que coinciden por azar en un aeropuerto, o voces refugiadas de la peste en un Decamerón contemporáneo. De ese modo, este grupo de personas ha compartido un tiempo de excepción para inventar un juego. Un juego que también es una historia. Y una historia que funciona como territorio en común.
Ese territorio no busca homogenizar voces ni trazar límites definidos. Más bien, abre un espacio para la disonancia, el desvío y la subjetividad como forma de medición simbólica. Si el título alude a la acción infantil de medir una distancia con pasos, también recupera la idea de que cada trayecto —como cada práctica artística— es inseparable del cuerpo que lo recorre.
En este sentido, las obras exhibidas aprovechan la ficción y el desplazamiento para abordar distintos conflictos del mundo exterior, interpelando desde sus propios lenguajes a quienes se acercan a verlas, a escucharlas o a caminar entre ellas.
“Contar los pasos para medir una distancia” podrá visitarse de forma gratuita a partir del sábado 27 de septiembre a las 17 horas en Laguna (Dr. Lucio 181, Colonia Doctores, Ciudad de México), un conocido recinto que por primera vez abre las puertas a SOMA, y que, debido a sus características espaciales, ha permitido que los artistas propongan un juego más amplio, más heterogéneo y más subjetivo. Participan: Elvira Acosta, Mario Alberto Bravo, Alma Camelia, Antonio Castillo, Samara Colina, Yatiní Domínguez, Daniel C. Fernández,
Fernanda Farjeat, Andrés Guadarrama, Alejandro Olazo, ERISH y Susana Oliveros Amaya, artistas que cursaron el programa educativo SOMA durante dos años, trabajando colectivamente en SOMA desde perspectivas, disciplinas y contextos diversos.

