En la búsqueda de una apariencia más fresca y armónica, “el facelift (ritidectomía facial) sigue siendo una de las intervenciones más solicitadas y efectivas para revertir los signos del envejecimiento”, explica el Dr. Alberto O’Farrill, Cirujano Plástico Certificado. Sin embargo, su concepto ha evolucionado profundamente.
Hoy, más que estirar la piel, el objetivo es redefinir los contornos faciales conservando la expresión y la identidad del paciente.
“El facelift moderno no busca transformar, sino rejuvenecer con sutileza. Buscamos restaurar la estructura facial respetando la naturalidad, integrando técnicas avanzadas que actúan en las capas más profundas de la piel y el tejido muscular”, explica el Dr. Alberto O’Farrill, especialista en cirugía plástica y reconstructiva.
Actualmente, el procedimiento combina el conocimiento anatómico con estrategias mínimamente invasivas y medicina regenerativa. A través del reposicionamiento preciso del sistema músculo-aponeurótico (SMAS), se logra un efecto lifting duradero sin tensar en exceso la piel. «Complementariamente, el uso de grasa autóloga enriquecida con células madre y exosomas permite mejorar la calidad cutánea, aportando luminosidad y firmeza natural al rostro.
“Más allá del bisturí, hoy entendemos que la juventud también depende de la vitalidad celular. Integrar componentes regenerativos potencia los resultados y acelera la recuperación”, detalla el Dr. Alberto O’Farrill.
El facelift regenerativo representa la evolución hacia una cirugía más consciente, personalizada y armónica, pensada para hombres y mujeres que buscan resultados reales, sin señales de intervención visible. Su enfoque integral no solo corrige la flacidez, sino que restaura la vitalidad del rostro desde el interior.
“Cada rostro cuenta una historia. Nuestra labor es preservar su esencia mientras recuperamos su mejor versión”, concluye el Dr. O’Farrill.

